martes, 29 de octubre de 2013

A TRAVÉS DE LA TORMENTA

No sé cuál será la tormenta por la que puedas estar pasando.  Quizá sea alguna enfermedad complicada, o tal vez amistades que te hayan defraudado, desilusiones amorosas, quizá tu tormenta puede ser una crisis económica por la que estés pasando.
Sin importar cuál sea, recuerda que Dios te ama, y está trabajando en tu vida, Él usa la tormenta para perfeccionarte, ya Él desea lo mejor para ti, y no descansará hasta terminar la obra, hasta que seas como Jesucristo.  Dios te bendiga.


lunes, 18 de febrero de 2013

NO HAY TIEMPO QUE PERDER!!!


Dios me dio la oportunidad de estar en una Iglesia en Lima a la que asisten más de dos mil personas.  Fue una gran experiencia ver el trabajo y que se hace en esa Iglesia, pero tengo un triste recuerdo de aquella congregación.  

Recuerdo que el día en que yo estuve allí, el pastor pidió a los hermanos que regresaran en la tarde para salir a evangelizar.  Yo pensé: “vendrá una gran cantidad de hermanos.”  Cuando llegó la hora en que nos reuniríamos, mi triste sorpresa es que no había más de treinta hermanos.

Este es un fenómeno muy común en nuestras Iglesias, no solamente pasa en Lima, sino que sucede en muchas Iglesias Evangélicas. Pero ¿Por qué sucede esto?

Para responder esto veamos la segunda actitud de Pablo frente al evangelio: “pronto estoy.”

En el versículo 15 de Romanos 1, Pablo afirma que está pronto a anunciar el evangelio, que no hay tiempo que perder.

Me pregunto, ¿Cuál hubiese sido la reacción de Pablo si hubiera estado en aquella Iglesia, o en cualquier otra? ¿Qué hubiese dicho?  No puedo concebir un Pablo tranquilo a la hora de compartir el evangelio.  Me imagino a Pablo, poniéndose en pie en medio de la congregación y diciendo: “pastor, no perdamos tiempo, vamos ahora mismo a las plazas, parques, de puerta en puerta, no hay tiempo que perder, si esperamos puede ser muy tarde” 

Esa es la actitud que nos falta hoy en día.  Cuando escuchamos que hay que evangelizar, generalmente ponemos excusas, decimos que no hemos estado en un curso de evangelismo explosivo, que ese es el día en que descansamos y por lo tanto no podemos ir, que debemos atender a la familia, u otras cosas similares a estas.

Ya basta de excusas.  Dios desea que estemos prontos a anunciar el mensaje de salvación a las personas.  ¿Lo estamos?

viernes, 15 de febrero de 2013

Deudores de la humanidad


En Romanos 1: 14 – 17 el apóstol Pablo menciona tres actitudes suyas frente al evangelio.  Actitudes que hoy en día son muy difíciles de encontrar en nuestras iglesias.  

Pablo dirá:

Soy deudor (v. 14)
Pronto estoy (v. 15)
No me avergüenzo (v. 16)

En esta ocasión, me gustaría que me acompañe estudiando la primera actitud de Pablo con respecto al evangelio: soy deudor.

Podemos hablar acerca de dos formas de endeudarse.  La primera, es cuando yo le pido a alguien que me preste dinero.  Yo quedo en deuda con esa persona.  La segunda forma de endeudarse es recibiendo un dinero de alguien para que yo se lo de a un tercero.
Es en esta segunda forma en que Pablo dice que está en deuda.  El Evangelio le fue confiado a Pablo para que se lo entregue a los romanos.  Dios le había confiado el evangelio (1 Tesalonicenses 2:4; Gálatas 2:7; 1 Timoteo 1:11) para todas las personas.
De igual forma, ustedes y yo, si es que el evangelio ha llegado a nosotros, estamos en deuda con las personas que nos rodean.  No tenemos derecho a quedarnos con el evangelio reservado para nosotros.  El evangelio tampoco es para monopolizarlo, hacer un negocio de él.  Las buenas noticias son para ser compartidas.
¿Le gusta tener deudas?  ¿Cómo se siente cuando está endeudado?  Así mismo, debemos de estar ansiosos por saldar nuestra deuda con la humanidad.