Jeremías 12:5
Si
corriste con los de a pie, y te cansaron, ¿Cómo contenderás con los caballos? Y
si en la tierra de paz no estabas seguro, ¿Cómo harás en la espesura del
Jordán?
El
profeta Jeremías tuvo un ministerio bastante difícil. Fue llamado desde muy joven (1:6) a una tarea
bastante ardua. Jeremías ministró
durante el reinado de los cinco últimos reyes de Judá. Mientras el pueblo se extraviaba cada vez más
en sus pecados y abominaciones, en el norte se hacía cada vez más poderoso el
Imperio Babilónico, amenazando así a la pequeña Judá. Judá, cegada por sus pecados, rehusó escuchar
a Dios por medio de Jeremías. A este, lo
maltrataron, fue objeto de burla, cárcel, fue arrojado a una cisterna,
mantenido con agua y pan. Pero Dios
siempre estuvo con él, tal como se lo prometió en su llamamiento (1:8).
Aun
así, llegaron momentos en la vida del profeta en que, abrumado por todo cuanto
se le venía encima, por toda la maldad del pueblo judío, toda la idolatría que
se veía, pidió la destrucción de los malvados, de los idolatras, de los impíos
(12: 1 – 4).
Pero
es interesante la respuesta de Dios.
Dios no le dice: “Esta bien Jeremías, voy a aliviarte de tu sufrimiento,
eliminare a todos los que buscan mi mal y el tuyo.” “Mandaré fuego del cielo y consumirá a todos
los pecadores”
No,
no es eso lo que Dios hace, sino que le responde con respecto a la actitud de
Jeremías (12:5).
“Si
en lo que es más sencillo te cansas y desistes, como podrás en lo que realmente
requiere de esfuerzo”
Muchas
veces estamos también quejándonos de las cosas que nos acontecen, de las muchas
lecturas (perdón no quise decir eso), de lo cansado que nos sentimos, que
tenemos que quedarnos hasta altas horas de la madrugada estudiando, lo difícil
que nos resulta el servicio cristiano, lo complicado que puede ser entender
hebreo o griego, etc.
Sin
embargo, aun estamos corriendo con los de a pie. Aun no empezamos a correr con los que
cabalgan y ¿ya estamos cansados?
¡Tengamos cuidado!
En
mis dos últimos años de colegio, tuve el privilegio de representar en atletismo
a Pedernales en varias competencias a nivel de Manabí e incluso fui a correr en
la carrera Zaracay 10 K. Pero, para
poder participar en cada una de esas carreras necesite mucho tiempo de
preparación. Cada día entrenaba de cinco
a siete de la tarde, durante meses enteros, debíamos ser disciplinados, tener
una dieta balanceada, un horario adecuado para dormir, etc. Todo esto para correr 10 segundos o menos de
ser posible.
De
la misma forma sucede en la vida del cristiano.
Debemos entrenarnos para el día de mañana, debemos tener disciplina hoy
en día. Hay varios aspectos o áreas en
las que debemos ejercitarnos como cristianos.
Solo veremos tres por honor al tiempo:
Oración._ La oración es la forma en que nos comunicamos
con nuestro Padre. Esto es algo básico,
pero que muchas veces no le damos la importancia debida. En 1 Tesalonicenses 5:17 Pablo nos exhorta a orar sin cesar. Martín Lutero decía que
tenía tanto que hacer que necesitaba dos horas para orar. Ejercitémonos en la oración porque esta
aprovecha para lo eterno.
Devocional diario._ Creo
que en esto somos peritos, sin embargo solo quería mencionarlo. Y recordar que este es un momento de suma
importancia en nuestro día. Por medio de
nuestro encuentro diario con Dios podemos reafirmar nuestra relación con
Él. Llegó un momento en mi vida en que
este tiempo se me volvió una rutina: orar, leer el pasaje, meditar, orar. Sin embargo, no debe ser así. Debe de ser un momento especial, anhelado. Debemos poder decir junto al salmista: Oh Jehová, de mañana oirás mi
voz;
De mañana me presentaré delante de ti, y esperaré. (Salmo 5:3).
Lectura diaria de la Palabra
de Dios._ A parte del tiempo de
devocional, es necesario leer más la Palabra de Dios. Colosenses 3:16 nos exhorta a que la palabra de Cristo more en abundancia en
vosotros. En cierta ocasión un profesor, dio un
desafío, el preguntó ¿Cuánto tiempo utilizamos haciendo nada? (viendo tv.,
horas y horas en facebook, jugando, etc.)
¿Qué pasaría si ese tiempo lo invirtiéramos en leer la Palabra de Dios? Nuestras vidas serían distintas, estaríamos siendo
llenos del Espíritu Santo y pareciéndonos cada vez más a Jesús.
Pudiera
escribir un libro acerca de disciplinas cristianas (ayuda a los pobres, aprovechar
bien el tiempo, ser generoso, aprender a perdonar, etc.) pero si somos
disciplinados en estas tres podremos también empezar a ser disciplinados en las
demás.
¿Cómo
correremos mañana? ¿Podremos resistir
las dificultades que se presentaran en el ministerio?
Todo
depende de si es que desde ahora empezamos a ser disciplinados en las
diferentes áreas de nuestras vidas.
Si
queremos correr mañana con los de a caballo, empecemos hoy por ser
disciplinados.
Gracias por explicar tan claro el versículo, que lo estuve estudiando y me encontré con esta explicación gracias a Dios 🙌🏻 bendiciones
ResponderEliminarBuen material!!
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