viernes, 16 de febrero de 2018

Lo que motivó a los héroes de la Secundaria de Parkland - Florida



Estos días, las noticias de gran parte del mundo, han reportado el tiroteo suscitado el 14 de febrero en la Escuela Secundaria Marjory Stoneman Douglas de Parkland, Florida.  Entre las 17 víctimas mortales figuran los héroes.

Aaron Feis, es quizá el más reconocido.  Según testigos, usó su cuerpo como escudo humano para proteger a sus alumnos.  Corrió al lugar del que provenían las balas, protegió a sus alumnos y recibió los disparos en lugar de estos.  Alguien dijo de Feis: “murió de la misma forma que vivió: se puso a él en el segundo lugar.”

Los otros dos héroes son Scott Beigel, profesor de Geografía; y Peter Wang, un estudiante de 15 años.  Tanto el profesor como el alumno, en lugares distintos, mantenían las puertas de aulas abiertas para permitir el ingreso de los estudiantes que huían del tiroteo.  Ambos murieron alcanzados por las balas pero protegiendo a otros.

Mi corazón se conmueve al conocer estos testimonios.  A la vez que me lleva a reflexionar en lo que movió a estos tres héroes a arriesgar sus vidas para salvar la de otros.  ¿Qué les llevó a ser escudos humanos?  ¿Por qué permanecer en la puerta, mientras otros se refugiaban en la seguridad de las aulas?

Varias pudieron haber sido las motivaciones, desde cumplir con el deber, hasta proteger a un amigo muy querido.  Pero hay una que creo que engloba a todas las posibles motivaciones.  Esa motivación es el amor.

Jesús dijo “nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.” (Juan 15:13 RVR 1960). Unos minutos antes, Jesús había dado un mandamiento muy importante a sus discípulos: “que se amen unos a los otros.  Así como yo los he amado, también ustedes deben amarse los unos a los otros” (Juan 13:34 NVI).  El amor de Cristo por nosotros se demostró en su máxima expresión cuando estaba colgado de aquel madero en el Gólgota; entonces, así es como debemos amarnos los unos a los otros, al punto de estar dispuestos a dar nuestras vidas en favor de los demás.
  • ¿Estaría dispuesto a donar su corazón para salvar a un amigo/a?
  • Sus bienes, su trabajo ¿Son un fin a alcanzar o un medio para bendecir a otros?
  • ¿Qué hay de su tiempo?  ¿Cómo administra su tiempo para beneficiar a los demás?
  • ¿Llevaría, a las 3h00, a un vecino enfermo que necesita llegar a urgencias, aun cuando eso le signifique no dormir el resto de la madrugada?


Resultado de imagen para nadie tiene mayor amor que éste que uno ponga su vida por sus amigosAmarnos los unos a los otros a la manera de Jesús implica salir de nuestra zona de confort, significa incomodarnos nosotros, para acomodar a nuestro prójimo.  Amar a la manera de Jesús significa ponerse a sí mismo en segundo lugar, para poner a los demás en un lugar de preferencia.  Sigamos el ejemplo de Jesús, amémonos los unos a los otros, al extremo de poner nuestra vida en favor de otros.

jueves, 8 de febrero de 2018

LAS MANOS CARIÑOSAS DEL PADRE

                                    Imagen relacionada     

     El 7 de febrero mi primogénito cumplió seis meses de vida.  En este tiempo, me ha enseñado un amor distinto, puro, casi supremo.  Pero también me aprendido lo que es dolor, un sufrimiento intenso. 
     
     Hace un par de días, producto del cambio de clima y las enfermedades que esto supone, tuvimos que, tarde en la noche, llevarlo de urgencia al hospital ya que presentó fiebre, la cual no disminuía.

     Aquel día, sus sonrisas características, su gorjeo continuo y cada una de sus ocurrencias no se evidenciaron en todo el día.  Por el contrario, sus parpados se tornaron rojos y sus pequeños ojos estuvieron inundados de lágrimas.  Verlo así, y siendo incapaz de tener solución a su dolor me partía el corazón.

     Mi mente se centraba una y otra vez en el Padre Celestial.  Él entiende nuestro sufrimiento.  Él mismo pasó el dolor más grande que cualquiera pueda soportar.  Su propio Hijo fue golpeado hasta ser desfigurado, coronado con espinas, los insultos y escupitajos fueron parte de su tortura, sufrió el peso del pecado de la humanidad y finalmente fue clavado a una cruz.  ¡Claro que sí! ¡Dios entiende nuestro dolor!

     Pero su Hijo volvió a la vida, proveyendo esperanza para nuestro dolor.  Dios está buscándonos, aun cuando pretendemos escondernos de Él; abrazándonos, aun cuando pretendemos ser fuertes; consolándonos, aun cuando nos refugiamos en nuestros propios caparazones.

     No tendremos seguridad escondiéndonos de Él, nuestra fortaleza se desvanece lejos de los brazos del Padre, solamente en Él tendremos consuelo.  Su Promesa Fiel es el consuelo y su mano acariciando nuestra mejilla para secar las lágrimas de dolor y desesperación.  La esperanza que nos ofrece es un lugar que no tendrá cabida para el sufrimiento, y esto será posible por su presencia entre nosotros.